Espero que Milan Kundera no pase por aquí para censurarme el haberle fusilado el título de su muy recomendable novela “La insoportable levedad del ser”. Aunque si leyera este texto, lo cual sería un honor, juraría que no le iba a molestar mucho el plagio, como comprenderán en breve.
El caso es que voy a hablar de algo relacionado con la “susceptibilidad del ser”: bastantes mujeres, y no pocos hombres, se ofenden cada vez que escribo sobre la lactancia materna. Lo sé porque no tardan en aparecer sus comentarios en mi correo electrónico o en mis cuentas en Facebook y Twitter. A veces, dichos comentarios están injustificados, se salen de tono, son desagradables o resultan incluso ofensivos. En tales casos no respondo, aunque me dan ganas de decirles aquello de “perdonen las disculpas y disculpen los perdones”.
Esto no me pasa solo a mí, le ocurre a cualquiera que haga pública una opinión a favor de dar el pecho a los niños. Veamos tres “cualquieras”: (más…)